domingo, 17 de julio de 2011

Lula pone en evidencia al COI

Artículo publicado en el diario Expansión (España) el 6 de octubre de 2009

El 9 de mayo de 2009 publicaba en “Expansión” una artículo titulado “Madrid 2016: Lo malo de lo bueno, es lo mejor”, y escribía: “Madrid no será elegida como sede de los juegos olímpicos, porque presente un proyecto técnico inmejorable de instalaciones y servicios requeridos al efecto; ni porque cumpla con los estándares de calidad de servicios y seguridad. Su designación sólo será posible si la candidatura, en comparación con las otras, es la mejor”. 

No es la posición del que firma el artículo, la de ¡no será porque no lo advertimos! Mi actitud responde a la falta de una explicación coherente de lo acaecido en Copenhague, respecto de la elección de ciudad candidata a la organización de los Juegos Olímpicos en 2016. A juzgar por lo oído sobre Madrid: la candidatura era inmejorable, el trabajo buenísimo, la presentación excelente; pudiera parecer que la frase atribuida a San Agustín, “corres bien, pero fuera del camino”, sería la razón más certera del desengaño sufrido.

Lo peor no es fracasar, sino desconocer las razones de por qué ocurrió lo inesperado. Un primer fallo fue de estrategia, por establecer un Posicionamiento Público que no tenían en cuenta el de las otras candidaturas. Una segunda oportunidad desaprovechada, es la que dimanaba del hecho de ser la última candidatura en presentar la propuesta. Un análisis relacionado de los argumentos expuestos, aspectos formales y emocionales, intencionalidad, puesta en contexto de las carencias existentes en las presentaciones de las candidaturas habidas, ponderación de posibilidades, identificación del “amigo” a vencer, incoherencias de su propuesta por la exaltación de nuestras fortalezas…; debería haber introducido en la presentación propia, un discurso que pusiera en evidencia, ante los miembros el COI, las contradicciones existentes en el veredicto de no ser elegida Madrid.  

Centrándonos en el brillante discurso del Presidente Lula, podemos desenmascarar las intenciones de las ideas  que contenía:

 1. Aflorar un agravio inexistente, con apariencias de injusticia, mediante una comparación improcedente (no se elige a un país, sino a una ciudad). “Entre las diez mayores economías del mundo, Brasil es la única que no han sido sede de los Juegos”.
2. Los otros países no merecen la elección, para ellos la designación es intrascendente, se juegan el dinero, nosotros la consideración. “Para los otros países será otra edición de los Juegos”.  “Para nosotros, una oportunidad de crecer en autoestima, extensible a todo el continente”.
3. Uso de analogía impropia para deslegitimar (mediante la comparación con el G20) a los miembros del COI y a sus procedimientos, si no eligieran a la sede de Brasil, y pondría en contra a los países emergentes de los que se hace portavoz. “La cumbre del G20 acaba de reconocer la importancia de los países emergentes”.
4. Acusación latente de falta de compromiso e imputación de responsabilidad de los miembros del COI con el desarrollo social, profundización democrática… de Brasil, si su elección no es Rio. ”Fortalecer las conquistas recientes y estimular las nuevas”,  “Si nos dan la oportunidad no se arrepentirán”.
5. Ocultar la inseguridad Rio y la incertidumbre de su candidatura, mediante exaltación de sentimientos genéricos y tópicos del pueblo. “Tenga la seguridad de que los juegos de Rio serán inolvidables porque estarán pletóricos de pasión, de energía y de la creatividad del pueblo brasileño”.

Como habrán comprobado, no se puede decir más, con mayor intención, en menor espacio de tiempo. A su lado la presentación de Madrid careció de los reflejos necesarios para poner en evidencia que: los juegos los organizan las ciudades y no los países; la elección no es por turnos, sino por reunir unos requisitos que se demuestran o se incumplen, y que este es el criterio que debe prevalecer en la designación de sede; es manipular al COI, invocar criterios de legitimación externos (G20) como aval de carencias explícitas (infraestructuras necesarias…) para la realización de unos juegos… 

 La elección de Rio de Janeiro pone en ridículo al COI, al comprobar la incoherencia existente, si se comparan los criterios de valoración de las ciudades candidatas, con los de elección para designar a la afortunada ganadora, donde, por lo visto en Copenhague nada tiene que ver los unos con los otros, como lo ha demostrado la inteligente intervención de Lula, que ganó la candidatura para una ciudad de su país (podría haber sido cualquier otra), sin ni siquiera reseñar un sólo motivo de su mérito para ser la elegida.